jueves, 17 de febrero de 2011

Fin

Miro al frente, no veo nada, miro a la izquierda, veo desolación, miro a la derecha, veo miedo. Decidido con los ojos cerrados me levanto, giro y respiro el aire fresco de las montañas, siento sensación de vivir, siento que la vida no estaba acabada, solo siento. La realidad es otra convertida en desgracia, esta lleva mi nombre estampada en una camiseta de algodón con una curiosa cara sonriente, terrorífica. Mi ultimo pensamiento es de satisfacción, al menos he decidido la fecha. Doy el último paso pensando que en algún momento mereció la pena vivir.

domingo, 13 de febrero de 2011

El café

Estaba sentado en el bar de siempre, moviendo ese café con leche, creando un remolino en el centro de la taza en el que se disuelven las tres cucharadas de azúcar. Levanto un poco la vista para mirar la calle por aquella ventana recién limpiada y que todavía olía a limpiacristales. En la calle se podía ver lo de siempre, los niños con sus mochilas con las cabezas agachadas hacia el colegio, el humo de los coches esperando en aquel semáforo en el cual hace varios días atropellaron a dos jóvenes y la tienda de prensa de Antonio que siempre que me acercaba tenía una historia buena que contar. Echo una ojeada a las personas que ahora mismo miran desesperadas a que se ponga verde el maldito semáforo, curiosamente una de ellas era un antiguo amor universitario, esto al menos me saco la sonrisa tonta de la mañana.

Cansado de mirar a la ventana como quien examina un cuadro cojo el periódico de la barra del bar, esta acción es como una golosina para mí, me encanta pensar en la mirada que la gente por inercia le echa a la persona que coge el único periódico del bar aunque no tengan la necesidad de leerlo, otra incógnita de las reacciones del ser humano. Vuelvo a mi sitio, le doy otro pequeño sorbo al café y empiezo a leer el periódico, tarde diez minutos en leerlo, siempre te cuentan la misma historia, últimamente leer el periódico era casi tan divertido que leer un libro donde el bueno y el malo se enfrentan en una gran batalla en la que no se sabe quien ha ganado y quien ha perdido. Las demás secciones eran más de lo mismo por eso me cansaba tan rápido tener el periódico en mano. Lo vuelvo a dejar en su sitio y tomo otro sorbo de mi café, ya frio, como yo realmente quería y como realmente no quiso escuchar el camarero, cosa que tampoco le doy tanta importancia gracias al tiempo que tenia para tomármelo.
Ahora tocaba el turno de mirar a la gente de mí alrededor, curiosamente y tras muchos días observando a la gente siempre había tres tipos de personas en aquella cafetería, el amargado, el sonriente y el soñador. Los tres podían parecer iguales pero si realmente buscabas en sus gestos podías averiguar cómo ha empezado su día o como lo van a terminar. El pasado se podía ver en la cara de una persona amargada, el presente en la del sonriente y el futuro en la cara del soñador.

Saliendo de mi pequeño juego del quien es quien, y tras unos cuantos sorbos, por fin termino el café, miro mi reloj, siempre que lo miraba daba la misma hora, eso me sacaba una carcajada mientras cogía el dinero y lo posaba sobre la mesa con una especie de golpe que llamaba la atención del camarero que me deseaba un buen día y me miraba sonriente al ver que siempre le dejaba una pequeña propina por el servicio, yo agradecido por la sonrisa me levanto como cada mañana arrastrando la silla,camino con paso lento y justo en la puerta suelto un suave y sordo, hasta mañana.

domingo, 6 de febrero de 2011

Una foto, un parque, una cancion

Otro bonito día de verano, vuelve a su ritual de siempre, después de un buen lavado de cara y la taza de café coge su cámara y un buen trozo de pan de ayer y camina hacia su parque favorito. A pesar de vivir en una gran ciudad siempre ve a la misma gente con sus prisas, sus risas y a los mismos enamorados con sus caricias.
Ya en el gran lago hace miles de fotos a sus patos como ya denomina ella, les da de comer y da un paseo por el parque. Últimamente en su monotonía alguien hacia arder su interior, hacia cosa de un mes que veía a un chico, unos pocos años mayor que el aparentemente, corriendo por el parque a modo de ejercicio. Ese día presa del deseo no pudo evitar hacerle una foto. Pasado un rato ya sentada en un banco leyendo a Nicholas Sparks volvió a su cabeza llena de imaginación y admiración la foto que le había hecho, saco la cámara y estuvo más de media hora contemplando la foto con la mirada errante.
Cuando volvió a la realidad la mañana había caído, era la hora de comer. Fue corriendo al supermercado más cercano, compró comida rápida, no habitual en ella pero que la situación requería, y se fue a su casa a matar el hambre. Nada mas comer ella dio de comer rápidamente a sus gatos y sin ella saber porqué fue como alma que lleva al demonio a revelar la foto tan perfecta que ella había tomado.
Pasaron los días y ella volvía a ver a aquel chico en su entrenamiento habitual, se culpaba a ella misma de no atreverse a hablar con él, o lo que podía ser peor, ya solo se conformaba cada día con ver su foto la cual siempre llevaba con ella.
Pasado un mes y con toda la ilusión del mundo fue con sus amigos a ver el concierto de Muse que actuaba ese día en Madrid, esperando en la divertida cola entre risas con sus amigos capto en un segundo la cara de una persona, ella pensaba que solo podía ser el, retrocedió un poco en la cola y efectivamente sus presagios se hicieron realidad, aquel chico del parque estaba en la cola de su grupo favorito, se juro que esta era la oportunidad que estaba esperando para hablar con él.
Lo siguió y se coloco cerca de él, ese día podía ser mágico para ella. Disfruto de una hora entera de concierto, y mientras sonaba Knights of Cydonia, se acerco a él, cuando vio que había captado su atención se saco del bolsillo la foto que aquel día le hizo en el parque y con cierta torpeza se la dio, presa del pánico se dio la vuelta dispuesta a huir de aquella situación. En ese momento noto una mano cogiéndola del brazo y dándole la vuelta, no se lo podía creer, era él con una gran sonrisa. Sin saber que hacer el se acerco al oído para poder ser escuchado y le dijo: “Era por ti el motivo por el que volvía cada día al parque”. Una vez dijo esto los dos se fundieron en un beso apasionado arropado por la gran canción de fondo. Un día que sin duda jamás olvidada.

Personas

Su vida estaba empezando a cambiar, un cambio necesario a una época que no podrá olvidar. Momentos buenos y malos es lo que se podía ver en esa pequeña película de su vida, siempre encontró el apoyo incondicional de sus dos mejores amigas, siempre buscaba y encontraba ese aliento transformado en un profundo abrazo en el cual volvía a sentir segura de sí misma.
Hacia vida normal, salía, se divertía, conocía a gente, todo estaba armonizándose en su vida, no sentía el miedo a la soledad y si eso pasaba le bastaba con mirar a las estrellas intentando ver una luz nueva en el camino, las mismas que le habían acompañado en su vida, siempre le hacía preguntas, a las que buscaba respuesta en el silencio, que sonaba como una dulce melodía en sus oídos.
Solo había una palabra que ella temía, inseguridad, es el único defecto que no ha podido resolver en muchos años, este le ha hecho vivir algunos malos momentos cuando el camino elegido no era el correcto, cuando veía que personas que ella quería se disgustaban o sufrían por un contratiempo de su indecisión. Dicen que se vive teniendo un gran defecto y una gran virtud, pues en ella su mayor virtud era la sinceridad, una mentira provoca sufrimiento, ella lo sabía, por eso evitaba siempre decir alguna o al menos decir verdades a medias como ella decía siempre con una pequeña sonrisa en la boca.
Tenía siempre gente detrás de ella apoyándola a vivir una vida mejor, en especial un chico que deseaba ganarse alguna vez su amor, pero ella pedía un tiempo para aclarar las ideas para que los pasos que se diesen en esa relación fuesen sobre tierra firme y poder emprender una nueva película más bonita y duradera que la anterior.
En esta etapa vivía subida en una nube, donde era feliz gracias a su personalidad, ya que ella era alegre, soñadora, con mucha autoestima sobre si misma difícil de arrancar y que le vino bien en tantos momentos, atrevida y algo locuaz, tenía hasta un toque artístico por el que disfrutaba dibujando pequeños cuadros personales con un sentimiento que le corría por las venas y terminaban en su pequeño pincel.
Su camino por una nueva etapa todavía está por escribirse, pero seguro que gracias a lo aquí contado, cuando hablemos de tiempo, sabremos que este le habrá dado la razón, porque los sueños pueden no hacerse realidad, pero su realidad puede contarse en sueños y en grandes experiencias que todavía están por llegar y que solo ella y las estrellas nos podrán contar.