domingo, 25 de julio de 2010

Imagina ser...

Primer día de un profesor intrépido de lengua y literatura. Estaba nervioso pero había preparado una primera clase que él la catalogaba de excelente.

Entra, hace su pequeña presentación, corta pero aclarativa. Momento después les plantea un juego a sus alumnos, sus palabras suenan así:- Hoy como primer día vamos a jugar a un juego con la imaginación, quiero que prestéis atención y si hacéis todos los pasos correctamente os prometo vuestra mejor historia soñada. Empecemos pues, lo primero vamos a crear un espacio en vuestra historia, este espacio puede ser real o imaginario, ese que has soñado mil veces pero siempre despertabas o incluso ese banco de la plaza en el que te sentabas y te hacía sentirte bien y olvidar todos tus problemas por un rato. Lo siguiente será elegir un protagonista, este protagonista claramente tiene que ser como vosotros o como quisierais que fueseis vosotros, un personaje creado desde vuestros principios personales, elaborado durante años por los fracasos y éxitos de vuestra vida, a este personaje le vamos a dar una actitud que lo resalte: inteligente, duro, astuto, eficaz, triste, alegre... es vuestra imaginación la que tiene que funcionar.

Le vamos a dar ahora una vida corriente, vida personal como la tuyo o mejor, puede ser trabajador que trabaje en tu trabajo soñado, estudiante que apruebe esos exámenes que no apruebas o que tu apruebas con sobresalientes, soltero, enamorándose de cualquiera, familiar, viudo o que tenga ese tiempo que a ti te falta...

Los antagonista aparecerán tras el transcurro de la vida de este, puede ser uno o varios, según la etapa de la vida o ese "malvado" que siempre estará ahí.

Por último vamos a desarrollar sus aventuras, puede ser aventuras imaginarias o posibles, de nuestra propia vida, metas que queremos que nuestro protagonista consiga, viajes al centro de la tierra, vueltas al mundo, dificultares del día a día, empezar.

Inconscientemente lo que estamos haciendo es imaginar nuestra vida que siempre hemos soñado, como queríamos que fuésemos, pero existen barreras en este mundo físico que no nos permiten ser como nuestro protagonista o nuestro "yo" imaginario. La vida desgraciadamente tiene muchas de estas que difícilmente vamos a poder romper, podemos traspasarlas durante un tiempo sentirnos libre por segundos, pero siempre volvemos a ese lado de la barrera donde hay un camino o varios marcados, pero por suerte en el mundo de los sueños no existen y podemos imaginar todo cuanto quedamos y plasmarlo luego en un relato, en una foto, en un video, en un gesto o simplemente en tu personalidad que te hará sentir único-.

sábado, 17 de julio de 2010

Final de melodia

Do, si, la, re, do, fa, sol...Suena la música desde su preciado violín hasta las paredes de su humilde casa. Solo las ventanas abiertas permiten que se escapen a la pequeña calle, en ella toda la gente se para delante de su puerta escuchando la suave melodía que hace frente al ruidoso mundo de la ciudad. En su corazón las notas llegan como estacas, pero no se desconcentra y con una lagrimas que recorren su cara y reposan finalmente en su instrumento termina la bella melodía.

Esta canción ha sonado a final de ciclo, tiene que dejar la música, los motivos, caminos personales que se cruzan en su música en la cual yace ahora puesto el cartel de final de trayecto.

Baja a comerse una manzana y se sienta tranquilamente en su cómodo sillón con los pies cruzados reposando en una reposapiés, no enciende la tele y se queda mirando al infinito por encima de aquella manzana que empezaba a creer que se le iba a hacer la manzana más larga de su vida.

Los recuerdos vienen solos, desde pequeña llevaba la música con ella, aun recuerda el día de su cumpleaños cuando le regalaron ese frágil e humilde violín, ahí fue cuando decidió dedicarle más tiempo al nuevo camino que se le abría. Se apunto al conservatorio y allí empezó su carrera profesional como violinista, o eso pensaba ella. En su trayecto han aparecido muchos momentos, buenos, malos, increíbles, para no recordar, amistades, creaciones, imaginación, sueños... todo lo vivió intensamente porque disfrutaba enormemente cada vez que cogía el arco de su violín y tocaba con seguridad lo que le pedían.

Sus acontecimientos más importantes como músico le hizo fuerte en su vida personal y sabia que en la música siempre encontraba un aliado a la dureza de la vida. Sus pasos no iban en pasos agigantados y la vida académica se iba topando en ellos, su ultimo año fue el declive, la música ya le quitaba un tiempo necesario para ella no podría dejar de lado sus estudios académicos, pero intento enormemente y con gran esfuerzo seguir todos los caminos rectos y con buen rumbo. Se dio cuenta de que sería imposible seguir el ritmo que llevaba ya que caía constantemente en el estrés que se apoderaba de ella.

Termina la manzana, se va a dar una vuelta por la ciudad, ya no hay nada que hacer, ella misma se promete que cuando su vida se estabilice volverá al punto donde lo dejo para no abandonarla nunca más. Coge sus llaves se despide de su madre y sale a la calle, cierra la puerta, una puerta que simboliza esta vez a un pasado en su vida, que con seguridad abrirá algún día, ya que guarda las llaves en su corazón.

lunes, 5 de julio de 2010

Los límites del destino

Su sueño está a punto de cumplirse, por fin va a trabajar en lo que ella quería, le había costado mucho trabajo, mucho sacrificio y muchas horas de estudio.

El camino no fue fácil, infancia destrozada por el trágico accidente de sus padres en el cual quedo sola en este mundo. En esos momento se sintió abandonada, le echo la culpa a ese Dios al que tanto rezaban, -"¡¡ellos que sabrán!!", sus rezos lo único que consiguen es agrandar la imagen de algo o alguien que permite que mueran mis padres y que me deja sola en este mundo-. Pero este suceso no le permitió seguir su vida en una pequeña ciudad al borde de los montes donde una humilde familia la acogió,-"no la tratare como mi familia pero la tratare como mi gran escudo en esta vida, el cual cuidaré para que no se oxide y me siga en este camino"- pensaba en su corazón.

Su gran sueño el cual perseguía desde la tragedia era ser médico, solo se sentiría útil en esta vida ejerciendo esa profesión, quiere intentar que la menor gente posible sufra lo que sufrió ella en su infancia.

Su época de universidad fue muy dura, pero la solventó con buenas notas, y obtuvo su Licenciatura en medicina. Se encontró en el paro durante dos años, trabajando en oficios totalmente diferentes a lo que ella había estudiado, pero al final, lo iba a conseguir, por fin podrá decir que es médico.

Sus primeros días empieza muy entusiasmada, pero poco a poco se va desanimando, solo le llegan casos de esguinces o roturas como mayor gravedad. Al tiempo aparecieron casos de cáncer en los cuales fueron curados, por fin, se sintió funcional en su trabajo, estaba feliz.

Un día le llego un caso de un padre de familia con un cáncer que ya estaba muy avanzado, intento hacer todo lo que le fue posible, pero de nada sirvió, tenía que decirle al hombre que se iba a morir. Esa noche no pudo dormir, no entendía como ella, un ser humano, iba a decidir si se iba a morir o no, pensó que estas cosas tenía que dejárselas a ese Dios o al destino.

Al día siguiente, se acerco y mostrando toda la inseguridad e inexperiencia de esas situación para ella rompió a llorar antes de entrar, pasado el llanto y después de limpiarse la ultima lagrima, abre la puerta, ve una pequeña familia feliz que la componía el padre su mujer y una hija suya pequeña. Con la respiración entrecortada le dio al hombre la mala noticia, miro para abajo, no quería ver como se le cambiaba la cara al pobre hombre, pero desgraciadamente al bajar la mirada topa con la mirada de aquella niña que comprendió perfectamente aquella horrible noticia, su mirada de pánico y a la vez inseguridad le recordó amargamente a ella y supo perfectamente lo que estaba pensando, pero en este caso las culpas de las niña no irían para algún ser supremo, esta vez era de carne y hueso, era ella. Con un lo siento y cerrando la puerta dejo atrás a la familia. Sabía perfectamente que no era culpa suya, que el cáncer estaba muy avanzado y no pudo hacer prácticamente nada, pero ahora se sintió como el destino o Dios, culpable de todo lo que pase en su presencia sin poder haber dado su última palabra sobre la muerte de las persona, sin nada que hacer.